Además de aprender sobre redes inalámbricas, tuvo la posibilidad de relacionarse con alumnos de otras universidades de Argentina, Bélgica y Macedonia. "Fue algo muy nutritivo para el cerebro", destacó
Decenas, cientos de personas circulando por las calles de Beijing inmersos en sus teléfonos celulares, tecnologías de avanzada del más alto nivel, calles atestadas de vehículos y peatones transitando ordenadamente. En un colectivo de línea urbana, un grupo de estudiantes universitarios de Bélgica, Macedonia y Argentina viajando con ciudadanos chinos. Cuatro idiomas en interacción y el inglés, unificando un lenguaje en común.
La experiencia fue vivida por Damián Pedraza, un alumno de la Facultad de Ingeniería de la UNLP que fue seleccionado por la empresa Huawei para capacitarse durante dos semanas en China sobre tecnologías de la información y la comunicación, además de conocer sobre la cultura del gigante asiático.
Damián, oriundo de la ciudad bonaerense de Lobos, es alumno de Ingeniería Electrónica e integró un grupo de estudiantes de universidades públicas argentinas que participaron del programa "Semillas para el futuro". Se trata de una iniciativa de la compañía de telecomunicaciones china que fue implementada este año por primera vez en nuestro país, y que cuenta con el apoyo del ministerio de Modernización de la Nación.
La selección consistió en dos entrevistas telefónicas en inglés para evaluar el desempeño del idioma de los estudiantes y el interés en la convocatoria. La tercera fue una videoconferencia donde, de quince pre-seleccionados, quedaron finalmente 10 alumnos.
¿En qué consistió la experiencia?
Estuvimos la primera semana en la capital de China, donde conocimos la Universidad de Lengua y Cultura de Beijing. Fueron cinco días consecutivos de mañana y de tarde. Estuvimos en el ámbito universitario, fuimos al comedor universitario, conocimos las aulas. Aprendimos sobre la historia, la cultura y el idioma chino y al finalizar nos tomaron una evaluación.
La segunda semana viajamos a Shenzhen, hacia el sur, cerca de Hong Kong. Conocimos la empresa, donde aprendimos básicamente sobre la conformación de las redes inalámbricas para hacer coberturas 2G, 3G, 4G y 5G. Tuvimos la oportunidad de configurar una radio base de 3G y 4G. La radio base es una central desde donde se reciben las solicitudes de los equipos celulares para comunicarlos con internet u otros equipos. Fue muy interesante. Tuvimos una evaluación final también y una ceremonia de cierre del programa.
Teniendo en cuenta tus conocimientos de la carrera Ingeniería Electrónica y sumado a que las clases eran en inglés ¿Cómo te resultó la capacitación?
Pude entender bastante. La capacitación me sirvió para tener un panorama de cómo se configura un sistema de comunicación actual. Son tecnologías muy recientes que se desarrollaron hace muy pocos años, mientras que nuestro plan de estudios era del año 2002. Gracias al enorme trabajo de la gente de la Facultad, ahora se actualizó.
La empresa Huawei nos obsequió un libro, que traje y dejé en el Departamento de Electrotecnia como material de consulta para todos.
¿Cómo es la universidad en China?
La universidad pública en Beijing es muy parecida a la de acá, con la diferencia de que tienen un poco más de comodidad. Aulas con aire acondicionado y buena iluminación. Los profesores tienen una caja con todo integrado. Prenden la computadora y tienen una plataforma donde ponen el pendrive. Desde ahí controlan todo: la temperatura del aula, la iluminación, el proyector y la pantalla. Usan una tiza que no larga polvo. Los alumnos trabajan en mesas redondas como acá. El comedor universitario es de siete pisos, con una cocina en cada piso y con comida de la más variada.
La universidad de Huawei en Shenzhen es gigante. Ahí todo era óptimo y lujoso. Tienen pizarrones avanzados. Además tienen sillones y camas donde el que quiere puede dormir en las horas libres. Es algo muy habitual de ver. En China se le da mucha importancia al aprovechamiento del tiempo y a la hora. Por eso tienen relojes por todos lados.
¿Tuvieron la posibilidad de conocer lugares turísticos?
Aparte de la capacitación, los fines de semana hacíamos turismo. Compartimos todo el viaje con otros dos equipos, uno de Macedonia y otro de Bélgica. Fuimos a la Gran Muralla China y a la Ciudad Prohibida. El último día estuvimos en Hong Kong, donde estaba lleno de gente, con edificios monstruosos, era todo muy abrumador. Uno se sentía chiquito en ese lugar.
¿Qué fue lo que más te impactó de todo lo vivido en China?
Me llamó mucho la atención la disciplina que tienen para vivir. Son disciplinados para todo, hasta para entrar al subte. Pese a que son alrededor de 1.300 millones de habitantes viven relativamente ordenados. Más allá de que los medios de transporte se llenan, funciona todo en regla. Si te perdiste un subte porque no llegaste a tiempo no te preocupes, porque en tres minutos llega otro.
Hay como un acuerdo social implícito cultural de que, entre todos, debemos cuidar de todo. Al margen de que si fumás en una plaza te cobran una multa. Pero más allá de eso, no encontrás un rayón en ningún lado.
También me pareció que cada uno está en su mundo, que hay poca interacción entre las personas en la calle. Acá si te tomás un tren por ahí te pones a charlar con un desconocido y es normal. Allá no, cada uno está con su celular, con el cual hacen todo.
En China el sistema de gobierno es comunista. Se nota mucha igualdad, yo diría que la mayoría es de clase media. No se ven autos rotos en la calle. Los cartoneros andan en bicicletas eléctricas. No obstante, también se ve gente pidiendo en la calle, como en cualquier parte del mundo, pero no tanto como acá. La mentalidad de ellos consiste en pensar que si no hay ricos somos todos iguales, entonces no hay pobres.
Hay un control sobre todas las cosas. Las redes sociales como Facebook no funcionan, y si las tenés corrés el riesgo de que el gobierno te las bloquee. Hay una aplicación ilegal que se puede usar, pero corriendo ese riesgo. WhatsApp sí funciona. Y si uno quiere comprar un celular tiene que pedir permiso para tener un chip nuevo.
¿Cómo era la comunicación entre ustedes, los coordinadores y los estudiantes europeos?
Las coordinadoras hablaban en chino o inglés. Una de ellas, Esperanza, que es quien nos acompañó todo el viaje, sí nos hablaba en español. Con los grupos de Bélgica o Macedonia debíamos hacerlo en inglés.
Se daban situaciones interculturales muy interesantes. Por ejemplo, a la hora de almorzar o cenar, nuestro grupo estaba integrado por tucumanos, santafesinos, cordobeses, un porteño y yo, por la Universidad de La Plata. También estaban los chicos de Bélgica y Macedonia. Entonces, cuando se hablaba de un tema en particular, para entenderlo tenías que estar en sintonía con la cultura de cada uno, porque hasta la forma de hablar de un tucumano es diferente a la mía. Llegabas hasta ese punto de tener que comprender la cultura de tu propio país. Fue algo muy nutritivo para el cerebro.
Tener que compartir cosas con gente tan diferente a uno fue lo que más me gustó de la experiencia. Cuando íbamos en colectivo se escuchaban cinco idiomas distintos, porque además estaba el inglés, que nos unía a todos.
Transferir conocimientos
El programa Semillas para el Futuro, de Huawei, se inició en 2008 y, hasta la fecha, ha capacitado a más de 30.000 estudiantes universitarios de 96 países. Está orientado a desarrollar el talento local, fortalecer la transferencia del conocimiento y mejorar el uso y entendimiento de las personas en la industria de las telecomunicaciones. También busca promover que las comunidades alrededor del mundo participen en la construcción de la sociedad digital.