Logo
logo unlp
Institucional
|
La llegada del tren eléctrico a La Plata, una oportunidad para rediseñar el actual sistema de transporte de la ciudad.
OPINIÓN. Por Ing. Javier Rojas.
tren electrico
Ing. Rojas

* Integrante del Área de Transporte de la UIDIC - Facultad de Ingeniería (UNLP)

Hacia fines de 1872 llegaba el tren al puerto de la Ensenada, dado que presentaba mejores condiciones naturales que el de Buenos Aires, tanto para el movimiento de mercaderías como de pasajeros. Esta conexión ferroviaria fue uno de los factores que inclinó a Dardo Rocha a decidirse a fundar la futura capital de la provincia, en las lomas de la Ensenada de Barragán. En 1883, un año después de su fundación, se inició la construcción de la estación de trenes en el actual pasaje Dardo Rocha, inaugurándose en 1887 con el nombre de estación 19 de noviembre, y que en 1906 se traslada definitivamente a su actual emplazamiento de diagonal 80 y avenidas 1 y 44.
Por la importancia de este ramal, que une la capital de la Nación con la capital de la principal provincia argentina, vinculando a los partidos de Avellaneda, Quilmes, Florencio Varela, Berazategui, con un movimiento de más de 35 millones de pasajeros anuales, no deja de sorprender que se haya demorado tanto en concretar la obra de electrificación del mismo.
De acuerdo a las crónicas de algunos viejos ferroviarios, las primeras iniciativas para la electrificación del ramal se remontan a la década del 30. Pero recién a principios de los ‘80 se impulsó el primer proyecto inconcluso, que dejó como resultado la instalación de las columnas para el tendido de la catenaria a lo largo de la traza ferroviaria, las cuales pasaron a formar parte de un paisaje urbano, y que durante más de 30 años vio degradarse de tal manera su infraestructura que nos hicieron creer en la posibilidad del cierre definitivo del ramal.
Mucho se ha especulado sobre los intereses oscuros que se oponían a este servicio ferroviario, que bien podría ser un claro reflejo de la Argentina paradojal de los últimos 50 años, en donde se llegó al paroxismo de sostener desde los más altos niveles de la dirigencia nacional la tristemente célebre consigna que pregonaba que "Ramal que para, ramal que cierra", y que tuvo como correlato el desmantelamiento de la red ferroviaria argentina.
Pero hoy podemos afirmar que la llegada del tren eléctrico a La Plata es una realidad. Y que el plan de mejoramiento integral del ferrocarril Roca vigente, además de las indiscutidas ventajas que presenta el modo ferroviario por sobre el automotor en el transporte de pasajeros hacia y desde la ciudad de Buenos Aires, se transforma en una oportunidad única para redefinir el actual sistema de transporte local y concebir una propuesta de movilidad urbana que haga de La Plata una ciudad más sustentable.
El parque automotor ha crecido de manera caótica y desproporcionada, situación que está llevando al colapso la infraestructura urbana, que demanda de mayores inversiones, tanto en el mejoramiento de la red vial como en disponer de mayores espacios para poder contener a las miles de unidades nuevas que se incorporan anualmente en la región. Los crecientes conflictos de tránsito, el incremento de la siniestralidad, la disputa por el espacio, causan un alto desequilibrio en la convivencia entre los distintos actores ciudadanos, que deben encontrar en la posibilidad de la llegada del tren eléctrico a la avenida 1 y 44 una herramienta que permita articular otro modo de transitar la ciudad.
Desde el punto de vista de la escala local de esta obra, debemos jerarquizar la conectividad ferroviaria, transformándolo en el eje de circulación principal de los platenses que viven en Villa Elisa, City Bell, Gonnet, Ringuelet y Tolosa, mediante la creación de centros de transbordo que permitan dejar el auto en las zonas aledañas a estas estaciones y así descongestionar el ingreso vehicular al centro de la ciudad. Todo esto debe estar acompañado por el diseño de un sistema de transporte público que facilite la movilidad, repensando la ciudad, quizás mediante la incorporación de nuevos medios de transporte como el metrobus o la posibilidad de construir un subterráneo. Como bien lo definió Gustavo Petro, ex alcalde de Bogotá "un país desarrollado no es un lugar donde los pobres tienen coches, sino uno donde los ricos usan transporte público".
Obviamente que este desafío requiere de una fuerte decisión política, que debe poner en agenda esta problemática y convocar a los distintos especialistas a discutir un nuevo modelo de movilidad urbana que, con la mayor amplitud de criterios, establezcan las pautas para volver hacer de La Plata la ciudad futurista que tanto reconocimiento mundial supo tener.

Actualizado el 28/10/2016